domingo, 6 de septiembre de 2009

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL DETERIORO DE LA CAPA DE OZONO (I)


Causas

La existencia de la Capa de Ozono es capital para la preservación de la vida en nuestro planeta. Así, el 03 forma un escudo protector que impide que los rayos (UV) perjudiciales del Sol alcancen la faz de la Tierra, dejando, por el contrario, continuar su camino hacia la superficie los rayos (UV) benéficos (luz solar iniciadora del proceso fotosintético en los vegetales de la tierra y del mar).
Si la Capa de Ozono fuese destruida, el aumento de la radiación UV desencadenaría una serie catastrófica de reacciones biológicas como el incremento en la frecuencia de enfermedades infecciosas y cáncer en la piel.
Por otra parte, la producción de gases de "invernadero" (evacuados desde la superficie de la Tierra por acción principalmente del hombre) que generan el llamado "Efecto Invernadero", tendrá como consecuencia un calentamiento global con cambios regionales en la temperatura, lo que redundará en una elevación del nivel del mar como resultado, entre otros factores, del derretimiento paulatino de grandes masas de hielo polar.
La preocupación por el cuidado de la Capa de Ozono se inició a comienzos de los años 70, cuando se pensó en la acción perjudicial de los óxidos nitrogenados, que se desprenden de los aviones supersónicos, sobre el 03. Estos lo destruirían según la ecuación tipo siguiente:

N 02 + 03 ––––––––––––> N 03 + 02

En palabras: el óxido nitroso reacciona con el ozono dando por resultado óxido nítrico y oxígeno común. Si bien esto sucede, la injerencia en el problema del ozono es mínima.
Sin embargo, en 1974 los investigadores del Departamento de Química de la Universidad de California: Sherwood Rowland y Mario Molina causaron gran impacto en Estados Unidos al exponer en un estudio teórico, la seria amenaza para la Capa de Ozono mundial que significaban los productos químicos sintéticos denominados: "CLORO-FLUORO-CARBONOS" (CFC).
Estos compuestos CFC comenzaron a fabricarse en los países industrializados del Hemisferio Norte a fines de 1930, cuando se pensaba que no causaban daño posterior alguno.

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